Sunday howl (Aullido dominical)
Estamos en tierra: ¡Nos
habla Madre!
Estamos en tierra: ¡Ser
de Madera!
Madre madera…¿Estás
dejándonos solos…?
¡Escucha este fuego donde
yace tierno el deseo humano
De crecer hasta los
cielos!
Hermana, flor de fuego:
Nada, es algo que no muera.
Tu raíz alimenta en
nuestra piel.
Tu sangre brota del
crisol de nuestros trabajos.
Hermana flor…No sufras
este oscuro desengaño.
Oscuro porque ves entre
parpadeos la luz de esta hoguera.
Madre y madera: Dos lados
del plano centro de este sol invertido.
Ahora es agua que fluye
hacia el cielo.
Después, gota de luz que
vuela a salvo de este encierro.
Ojo, que hay que mirar el
final que nace en los brotes del huerto.
Ojo, las espinas que
asoman el vértice mínimo con que abren el aire en busca de un respiro.
Ojo y tacto del sonido,
que dos ramas rozan su corteza hasta saber el sentido,
Que ayer…la voz del
jardín puso en aviso de nuevas estrellas.
Ojo y silencio hasta el
desmayo…
Qué sabio conocimiento
tiene la puerta vieja
Que cruje hasta que pase
el tornado.
—Francisco Maurial
A life
Ayer ha nacido un río.
Aún no tiene nombre ni
nadie que se atreva a decir
que es su dueño.
Pero ha nacido en las
cochas y en los orígenes mismos del misterio:
Del fondo de la tierra, y
también traído por el sol, el viento y el cielo.
No tiene padre, pero
tiene la furia del fuego,
No tiene madre, pero
suena a flor que se dispersa con las aves.
Aúlla como lobos y gime
caricias de fieras.
Han avisado a las gentes
para que lo dejen pasar
Por las anchas avenidas
Y que en baja voz
respeten sus silencios de arroyo.
De las escuelas vienen al
campo a ver pasar sus espumas.
Las autoridades hablan de
hacer puentes y bulevares a su paso por la ciudad.
Los ojos del mundo
parpadean entre pausas de campanarios
Y surgen las olas
instantáneas de la tórrida corriente, la furia
De un río adolescente que
nunca duerme y siempre avanza.
Está la luna confundida
entre su espejo en el mar
Y su cabello transparente
de estelas fugaces en el caudal,
Donde peces y piedras
circulan en glóbulos de vida y muerte pasajera.
Ayer ha nacido un río y
se está llevando ya los caminos
Y las curvas de las
quebradas; desviste al silencio de su letargo
Y le habla a los valles
en su hablar mojado,
Donde la siembra y la
cosecha se quedarán hurgando en barro.
El río tiene un corazón
en movimiento,
Uno que se pasa de largo
las iglesias de la plaza
Y que desciende hasta las
vastas manos de los deltas.
Al océano no le ofrece un
cuchillo a la garganta,
Sino el retorno de una vida
a sus fuentes.
Francisco Antonio Maurial (Lima, 1964) Ha hecho una
antología de cuentos hispanoamericanos con fines didácticos, como Memoria de
investigación para el Máster en Enseñanza de Español (ELE) en la Universidad de
Salamanca, España, donde obtuvo Summa Cum Laude. La Universidad de Lima
auspició sus poemarios de juventud,
"Feria personal" (1990) y "Acuario nocturno" (1994).
En dicha Casa de Estudios se graduó en Comunicaciones. Ha publicado una novela
breve, "El rayo de la serenidad" (2010). Actualmente se dedica a la
edición de revistas, publicaciones corporativas y libros, en cuidado de
edición. Tiene en preparación un nuevo libro de poesía. Es aficionado a la
guitarra acústica y a la fotografía.
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