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miércoles, 8 de noviembre de 2017

Pablo J. Rico - España / México

EL ARTE COMO SÍNTOMA. EL ARTE COMO REMEDIO Y ENFERMEDAD, COMO MEDICINA Y VENENO, SALUD Y CURACIÓN

El mundo actual, la sociedad de la información, están enfermos. Toda enfermedad anuncia y declara un desequilibrio en nuestro organismo. Una gran parte de nuestros males y enfermedades tienen que ver con nuestra alimentación y con nuestra dieta; se trata sobre todo de desequilibrios y excesos que perjudican gravemente nuestra vida cotidiana y nuestro futuro…

¿Qué enfermedades provocadas por nuestros hábitos cotidianos? Primero, todas las que suponen excesos: exceso de información, exceso de imágenes, exceso de violencia, exceso de apetencias materiales (codicia), exceso de responsabilidades (estrés), exceso de cinismo, exceso de especulaciones y crisis, de politiquería y demagogia... Por ejemplo, un exceso de información indiferenciada, de “spam” de fake news, posmentiras y posverdades, nos producirá inevitablemente una arteriosclerosis múltiple en nuestros miembros, nuestras arterias y circuito sanguíneo, nuestro sistema neurocerebral, como poco, nos quedaremos lelos… Hay que racionar e ir desechando esa basura, ponernos a dieta de información. Hay que saber qué es grasa y qué es proteína en información, qué es fibra, qué es glucosa (esas cosas del corazón, esos programas de TV de petardos y petardos vociferantes, contertulios gritones, entre otros) y qué son vitaminas, minerales y antioxidantes en nuestra vida cotidiana, en nuestra sana búsqueda de noticias y acontecimientos estimulantes. Sin duda, es necesaria una dieta nueva y un modo distinto de cocinar y alimentarse… ¿O no?

El arte puede proporcionarnos esa dieta equilibrada que necesitamos. Es necesario reflexionar y conocer las potencialidades simbólicas y analógicas del arte, también sus específicos modos de cocinar, de presentar y representar las cosas, de digerir cada una de sus propuestas estéticas y visuales. El ARTE propone una dieta sustitutiva, pero también un nuevo equilibrio con otros deliciosos excesos, en este caso “liposolubles”, a modo del llamado colesterol “bueno”: por ejemplo, un incremento de evocaciones (de nuestra propia memoria y espíritu), imágenes únicas pero poderosas, exceso feliz de sensaciones y sentimientos, de pasiones imaginativas, una sobredosis de placer estético y/o intelectual... ¿Por qué no?

Pablo J. Rico


Imagen: Giorgio de Chirico, Still Life with Silver Ware, 1962, col. Particular.






Pablo J. Rico. Mallorca, España, y Ciudad de México
Director de museos y fundaciones; curator / curador / comisario de exposiciones; editor y escritor; promotor y consultor de proyectos culturales y artísticos, profesor y conferenciante, coaching art... pablojrico@gmail.com

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